PHILIP: Estoy completamente bloqueado. Un viaje espantoso. Desde que se sale de Nueva York nada cambia, todo se parece hasta tal punto que no es posible imaginar que algo cambie… Me he convertido en un extraño para mí mismo… Imaginaba solamente que esto continuará siempre así. A veces, por la noche, estaba convencido de que volvería al día siguiente. Y, sin embargo, continuaba mi viaje y escuchaba es radio jactanciosa. Y, por la noche, en un motel perfectamente idéntico al de la noche anterior, miraba esa televisión inhumana. He perdido la capacidad de ver y oír.
EDDA: Hace tiempo que las ha perdido. No hace falta viajar por América para eso. S está en ese estado cuando se ha perdido el sentimiento de uno mismo y hace tiempo que tú lo has perdido. Por esa razón necesitas pruebas de tu existencia. Probar que todavía estás realmente ahí. Tus historias y tus aventuras… Hablas de ellas como si fueras el único que las vive. Por eso sacas esas fotos. Tienes algo en la mano, una prueba de que eres tú el que ha visto algo. Por eso has venido aquí, para que alguien te escuche y escuche tus historias que, de hecho, no te las cuentas sino a tí mismo. Pero, a la larga, eso no es suficiente.
PHILIP: Es verdad. El acto de fotografar tiene algo que ver con la prueba. A menudo, mientras espero que la foto surja, me encuentro preso de una extraña impaciencia. Tengo prisa por comparar la foto obtenida con la realidad. Pero esta comparación no atenúa nunca mi inquietitud…
EDDA: No puedes quedarte aquí.
PHILIP: … porque esas imágenes inmóviles son superadas siempre por la realidad. No podía hacer otra cosa que sacar fotos como un poseso. En absoluto puedo imaginarme otras fotos que estas polaroids.
EDDA: No quiero que te quedes aquí, ¿comprendes?. Verdaderamente has perdido la capacidad de ver y oír. No quiero que te quedes.
PHILIP: ¿En serio?
EDDA: Sí, amigo mío. No puedo ayudarte. Me gustaría consolarte.
PHILIP: No comprendo.
EDDA: Tampoco yo sé cómo vivir. Tampoco a mí se me ha enseñado. En esta ciudad, cuando se llega a un cruce se diría que se ha llegado a un claro en el bosque.
Alicia en la ciudad. Wim Wenders.
