Pesquisar este blog

[aStro-LáBio]°² = [diáRio de boRdo]°²

o tempo de uma gaveta aberta
é o tempo de uso de uma gaveta aberta
é o tempo de uma gaveta em uso
agora fechada a gaveta guarda
o tempo para trás levou
e não volta mais: voou





para chegar até lá, siga a seta vermelha:

ctrl + c -> aeromancia.blogspot.com -> ctrl + v -> barra de endereços -> enter



érica zíngano | francine jallageas | ícaro lira | lucas parente

sexta-feira, 7 de agosto de 2009

"DIARIO DE RUTA
Domingo, 30 de mayo
8.30 h. 15ºC
Desayuno; jugo de naranja, magdalenas, dulce de higos, café.
11.45 h. Partida. 20°C, brisa, sol tímido, algo de niebla.
Incertidumbre: los carteles anuncian que en el próximo paradero hay un
hotel, pero éste no figura en nuestro mapa.
11.55 h. Paradero: AIRE DE VENOY-GROSSE PIERRE.
Bar, buffet, tienda, gasolina. Orientación de Fafner: S.E.
Almuerzo: crudités (contra el escorbuto), pollo con papas fritas, café
(buffet "L'Arche").
13.20 h. Partida. El termómetro marca...
¡35ºC!
Compramos naranjas en la tienda: ¡salvados del escorbuto!
Segundo contacto telefónico con la patrulla de salvamento. Tiempo
brumoso y pesado.
13.25 h. Paradero: AIRE DE LA GROSSE TOUR.
Senderos para los vehículos. Bosques, campos.
Parking más salvaje que los otros, hermoso.
25ºC.
15.45 h. 27°C. Por primera vez advertimos la presencia de pequeñas moscas
sumamente fastidiosas, lo que parece confirmar que, en efecto, avanzamos
hacia el sud.
Cena: Mousse d'oie aux cèpes, espaguetis (con aceite o con manteca, según
los gustos), café.
Se acabó la película fotográfica. Tendremos que dibujar los dos próximos
paraderos.
21 h, Este paradero, situado en la floresta salvaje y tropical de la
autopista, no está exento de peligros. Por la noche comienza una
invasión despiadada de hormigas feroces. Nos invaden completamente.
Donde entre otras cosas se sospecha la intromisión de fuerzas hostiles,
cuyos signos son debidamente despistados, a lo que se suma un espionaje
entre amistoso e imaginario del que habrá otras noticias más adelante.
Claro, no podía ser que fuéramos los únicos en interesarnos por esta otra autopista que poco
a poco nos deja penetrar en sus secretos, tomándonos cariño como se lo vamos tomando
nosotros a ella, y así con poco ruido y sin violencia entramos en posesión de sus caminos,
senderos y lugares recónditos, y eso se asemeja al hecho de ir poseyendo a un ser amado en
la cama, con caricias y miradas y murmullos que poco a poco se revelan como puertas y
ventanas tras de las cuales siempre hay otras, más dulces, más bellas, y al final nadie sabe
quién abre la puerta, quién es la ventana o quién tiene a quién entre los brazos. Así con la
autopista: sabemos que en muchos aspectos no es lo que pensábamos antes. Coches,
camiones, ambulancias pasan muy rápido y con una suavidad asombrosa, pero basta mirar
bien para darse cuenta de que a veces no tienen ruedas y que no pasan por la autopista
como un pie puede pasar por el suelo, dejando atrás lo pisado. No, eso es al mismo tiempo
autopista, asfalto y coches, un solo ser que respira y avanza; a veces una que otra de sus
partes rompe el ritmo, sale del organismo principal, y con un movimiento lateral
cuidadosamente calculado para no romper el equilibrio del conjunto ni herir a otra parte de
ese ser vivo que avanza con ruido y cadencia de oleaje, se desliza, se detiene en un parking,
y esa decisión —que no siempre debe ser fácil porque me parece que la cosa viva que no ha
cesado de pasar ante nosotros desde hace cinco días ya, extrae su fuerza de su capacidad de
hipnotizar a todos y fijarlos en la autopista— es como una nueva creación de aquellos que
suavemente se paran, toman forma humana, caminan, se separan de la máquina que hasta
ese momento era ellos.
Pero ya ningún peligro para nosotros, que hemos comprendido hasta qué puntó la
verdadera autopista no es aquélla, sino la paralela que sospechábamos desde hace años y
que por fin vivimos (tan bien que ya nos parece perfectamente normal estar así a la orilla de
la ruta, hay que sacudirse de vez en cuando para acordarse de que es una aventura y no
solamente otra versión de la vida de todos los días... Vida ya bastante llena de locuras para
ciertas personas, como por ejemplo los dos compadres de Julio que no sé cómo se enteraron
de la expedición y supongo que vinieron en auto-stop hasta encontrarnos; y sin embargo,
los que más usaron la palabra locura cuando se enteraron de nuestro proyecto, más belleza
le dieron. Bien sabían en el fondo que ya era tarde para devolvernos al buen camino,
camino que de todas maneras nunca hemos seguido ni el uno ni la otra, creo).
Pero claro, están los celosos, los que sospechan, los que tienen ganas pero nunca
tendrán el coraje de hacerlo, por lo cual nada les daría un placer más grande que un fracaso.
Y hay Ellos, como siempre: ahora que ya nada pueden escuchar por teléfono, que se ha
quedado mudo en casa o sonando para nadie, y que no pueden alcanzarme directamente con
su espionaje (como no sé mucho de eso de instalar micrófonos secretos, cuántas veces les
habré dicho por las dudas Fuck you, friends, mientras regaba las plantas o descorría las
cortinas), deben estar enfurecidos al ver que la organización científica y doméstica de la
expedición está bien establecida, y que dos minutos después de llegar a un parking ya
estamos instalados, la heladera a nivel, cada cosa en su sitio y nosotros ya listos para un
cafecito u otra cosa según la hora. Poco a poco, pero muy claramente, nos damos cuenta de
los signos. Es evidente que no van a intervenir directamente, pero ya en el segundo día de
viaje, el primer parking cerrado, ¿no era como una tentación para que renunciáramos al
proyecto? ¿Los exaspera no comprender verdaderamente lo que estamos buscando, creen
acaso que estamos complotando alguna reunión sospechosa en la autopista?"
extraído de
LOS AUTONAUTAS
DE LA COSMOPISTA
o
Un viaje atemporal París-Marsella
CAROL DUNLOP
JULIO CORTÁZAR

Arquivo