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o tempo de uma gaveta aberta
é o tempo de uso de uma gaveta aberta
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érica zíngano | francine jallageas | ícaro lira | lucas parente

terça-feira, 11 de maio de 2010





En el corazón de tu firmamento iluminado por relámpagos silenciosos,


Tú, excelso, te yergues.


Y sin embargo, de nuevo estoy aquí, pronunciando los himnos.






Sí, estoy aquí: no es en secreto


que de nuevo entono los himnos.


No es para los seres enfermos de vida imperfecta


que está destinada la nostalgia de esas cosas:


y sin embargo estoy aquí, tendido en el esfuerzo sin medida


de mi himno, de mi danza.






Enséñame, dime


de qué fuente, de qué fuente,


de cuál saber de las cosas,


hubo antes, hubo para ti antes


pronta afluencia de la grandeza de corazón.






Pues seguramente mi deseo de saber las cosas


me agota: bailo, bailo,


y bailo todavía.


Es así. Las hermosas huellas que has dejado


deseo conocerlas. Y he aquí:


sobre la grandeza de corazón, yo pregunto,


erguido en mi esfuerzo,


padre mío Karai, verdadero padre, el Pequeño.






No quiero que a semejanza


del esqueleto que se deja yacer,


que a semejanza del esqueleto del que llevó la vara-insignia


privado de todo favor,


no quiero que para mis huesos


haya tal destino.






En quanto a mis huesos apreciados,


que se reduzcan a tierra


es lo que no quiero:


semejante al esqueleto privado de todo favor.


No lo quiero.










¡Oh! Padre nuestro, el primero,


antes de haber conocido tu futura morada,


en el corazón de tu divindad


ya reposaba tu palabra


que nadie puede detener.






Por eso, nosotros,


a los que tú has provisto de un cuerpo


destinado a llevar el arco,


por eso nosotros nos acordamos


de tu bella morada.






En consecuencia, sólo tú


harás afluir la corriente de las palabras


sobre aquellos que has querido portadores de arcos.


A ti, seguramente, nada puede turbarte,


y sin embargo, nosotros,


aquelllos que hiciste portadores del arco,


nosotros venimos y venimos a turbarte,


pues tú has hecho que nosotros estemos erguidos,


Tú, supremo, tú el primero en erguirse,


tú hiciste que se yergan tus futuros hijos verdaderos;


los numerosos Ñamandu de Gran Corazón,


del divino espejo del saber,


Karai, verdadero padre.






Y Jakaira verdadero padre


y Tupan verdadero padre,


tú, los haces existir, tú, el primer existente.


Son ellos que nos hacen falta.


Ñamandu, verdadero padre primero.


Así tus innumerables hijos de gran corazón


bellamente dirigirán su mirada


hacia lo alto de la cabeza de aquellos que


en la tierra proveíste de arcos


¡Oh! Ñamandu, verdadero padre primero.






Tú, el primer existente,


tú haces de tus palabras las normas futuras


en la tierra de los adornados.


Y en la tierra de los adornados también


haces de tus palabras normas futuras.


Aquí estamos, confiando en ti.


¡Oh! Ñamandu, verdadero padre primero.










Tú, el primer existente,


tú haces de tus palabras las normas futuras


en la tierra de los adornados.


Y en la tierra de los adornados también


haces de tus palabras normas futuras.


Aquí estamos, confiando en ti.


¡Oh! Ñamandu, verdadero padre primero.






En el flujo de tus palabras


envuelves a los numerosos


padres futuros de tus hijos


y tú los abriga en la totalidad


de tu morada porque ellos, belamente,


se acuerdan de ti.






Hacia ti se alza nuestro clamor,


a los excelsos ofrecen tus hijos


palabras en abundancia.


Que entre la totalidad de las cosas


que, sobre la tierra, se levantan


ellos pronuncian en abundancia las palabras,


tus numerosos hijos de gran corazón.






Para que eso advenga


es que vengo a turbarte,


¡Oh, Ñamandu! verdadero padre.










(la palabra luminosa - mitos y cantos sagrados de los guaraníes, pierre clastres etc.)

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